Sábado por la mañana...
Una tormenta de verano me despierta tras un sigiloso trueno y el ruido del agua cayendo. Justo a las 8 en punto abro los ojos y coloco una cápsula de Arpeggio (¿habéis visto de qué color son las cápsulas de Arpeggio?) en mi Krups de Nespresso. Mientras mezclo dos cucharadas de azúcar ya se ha iniciado el PC. Enciendo un cigarrito y abro el facebook, para ver qué se cuece en el mundo...
Abro la página de beatport.com, y empiezo a husmear en las novedades. "Descartable", "no me gusta", "ya la tengo", y... de pronto, "esta está muy bien!!!". He encontrado un recopilatorio que me emociona: "Catch the Groove, Vol. 3".
Lo empiezo a escuchar y decido bajarlo. Mientras lo escucho y lo reescucho, voy calentando el agua para hervir los spaghetti con cebolla y tomate.
Comemos, duchita, y emprendo el viaje a Reus, a ver a mi colega Samuel eMe, que está pinchando en el 3er MAKEART SECON HAND MARKET & DEEP HOUSE, con su behringer conectada al TRAKTOR.
Ya llegando, desde la calle, se escucha la música de calidad con el arte de las mezclas de mi colega. Llegamos tímidamente, entramos, saludamos y se nos corresponde. Asomamos la cabeza (un gesto involuntario pero incontrolable) y vemos que las pistas que suenan son las de esta mañana... Oh My God!!!
Una y otra señal de que lo estamos haciendo bien. No es la primera vez que los temas que hemos seleccionado los escuchamos en los platos de otro colega. Es un orgullo tan grande!!! Intercambiamos unas palabras sobre música, productores y remezclas.
No se termina aquí. Llega Eva, y Samu tiene que ausentarse por unos momentos y me cede sus auriculares para que siga la sesión que ha empezado. Un honor que acepto a regañadientes, puesto que no se si estaré a la altura y, además, nunca he pinchado con una behrninger. Resulta que me pongo y empiezo a disfrutar como si llevara toda la tarde "pinchando", dando color a los temas, escogiendo el momento de la mezcla, metiendo dos temas a la vez. Los conozco, los he escuchado esta mañana, y no me sale nada mal.Cigarrito para celebrarlo y charla con Eva.
Al cabo de un rato, se repite la misma situación, Samu debe indicar a una amiga que viene a verlo cómo llegar hasta el local. Vuelvo a coger los auriculares y vuelvo a ponerme manos a la obra. Redondo.
Todo un Honor que no agradeceré nunca lo suficiente a mi amigo Samu.
Además, por si todo lo explicado fuera poco, conmigo estaba uno de mis mayores orgullos, mi hijo mayor que no me había visto nunca en directo (por aquello de la edad a la que dejan entrar en los locales en los que he pinchado), aunque la música también le sonaba toda, no le queda más remedio, pobre.
Nos vamos a casa orgullosos.
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